Así retrata ABC al alcade de Constantina
El alcalde de Constantina, con 74 años, es el más veterano de la provincia de Sevilla
Manuel Álvarez volvió a su pueblo para derrotar al PSOE tras ser durante 40 años alto funcionario del Estado. Es un viejo amigo de Felipe González que dio clases de Derecho a Rafael Escuredo, primer presidente de la Junta
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| Manuel Álvarez ganó las elecciones con una agrupación independiente |
Apasionado por el deporte, trabajador infatigable, luchador nato. A sus conocidos no le faltan elogios al hablar de Manuel Álvarez Fuentes, un vecino de Constantina que se ha codeado con las más altas figuras del Estado y que el pasado 14 de noviembre soplaba las velas por su 74 cumpleaños, lejos de lo que había soñado, con la vara de mando de la Alcaldía.
El regidor más veterano de la provincia llegó al pueblo de sus abuelos y de sus padres buscando descanso tras una vida de entrega en Madrid como alto funcionario del Estado.
«Mi vocación de servicio público la he cubierto como funcionario con mi deber de servir lealmente a quien gobierna», relata Manuel Álvarez a ABC Provincia, «y eso hice desde que me puse a disposición de mi primer ministro,Gonzalo Fernández de la Mora, todavía en el antiguo régimen con la tristeza de una dictadura, a mi última ministra Ángeles González-Sinde, en 2011 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero», dice.
Nacido en Constantina, donde su padre trabajaba como empleado de banca, Álvarez recibió una beca del Banco Central Hispano con la que pudo costearse sus estudios. Entre los años 1958 y 1963 estudió Derecho en la Hispalense, en la promoción que media entre dos figuras históricas de la política española, Felipe González y Alejandro Rojas Marcos. Fue profesor de Civil y de Romano, donde tuvo entre otros alumnos a Rafael Escuredo, pero una sonada protesta el 16 de noviembre de 1963 contra el entonces ministro, Manuel Fraga, le hizo replantearse las cosas.
«Estábamos luchando contra la dictadura para democratizar las estructuras sindicales de la universidad y le armamos un escándalo a Fraga que tuvo consecuencias para mi carrera universitaria, así que lo dejé para presentarme a las oposiciones y ser funcionario del Estado, ingresando en el cuerpo superior de administradores civiles en 1971», rememora desde su despacho municipal.
Como alto funcionario, coincidió décadas más tarde con su viejo amigo Felipe González, con el que había compartido lista como delegado de facultad en Derecho. «Felipe decidió buscarme sustituto porque me consideraba demócrata-cristiano, y aunque habíamos compartido muchas actividades comunes en política pues tuve que dar el salto a la empresa privada», relata.
Solicitó una excedencia y trabajó para compañías como Adeslas o Viajes Meliá, antes de volver a la función pública de la mano de Rojas Marcos como director de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla en el periodo de la Exposición Universal de 1992.
Amigos y cartas
En todo este tiempo, mantuvo la relación con sus viejos amigos del pueblo, con los que compartía comidas o echaba una partida de cartas. Y al momento de preparar su retiro soñado se cruzó su pueblo:«Había un jaleo aquí por el cambio de fisonomía de una plaza y los vecinos me pidieron que les ayudase». Este fue el detonante para su incipiente carrera política. «Conecté con los jóvenes, a los que prácticamente no conocía, e impulsamos una agrupación de electores», explica. En un proceso de elecciones primarias lo eligieron para liderar la lista electoral con la que finalmente se impuso al PSOE, que gobernaba la localidad.
Risueño, dice que no le faltan reproches de sus amigos. «No entienden cómo me he metido en esto y es por una razón sencilla; el cariño a mi pueblo», zanja. Ahora vive una etapa «ilusionante» junto a sus compañeros de gobierno. «No podía imaginar que me dieran la satisfacción de estar aquí, y sólo espero que cuando culmine este mandato me dejen descansar de nuevo», dice.
Texto y fotografía: ABC
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